miércoles, 21 de abril de 2010

¿Las Hormigas pueden mover marraquetas?


Querid@s Amig@s,

Para tranquilidad de tod@s llegamos bien de nuestro viaje por los recuerdos, por lo vivido pero también por el futuro y por la esperanza…

La Preparación

Lunes a Viernes recolectamos la ayuda y el viernes empezó la real preparación del viaje…

Teníamos las cosas, teníamos el dinero para petróleo (donado por colegas y algunos amigos de Curanilahue), teníamos la ruta y los contactos, teníamos todo….llamé a Gustavo, dirigente de la CUT, que también llevaba cosas y que tenía el camión en el que iríamos, para ponernos de acuerdo para cargar, habíamos hablado por teléfono toda la semana, por eso ya reconocía el tono de su voz, algo había pasado, lo presentía… mis dudas se confirmaban, el señor del camión en que iríamos tuvo un problema y no pudo retornar desde Puerto Montt… Pero algo debíamos hacer, no podía ser que no llevásemos las cosas a la gente, estaba preocupada pero optimista.

Mi amigo Jorge, llegó a mi oficina en su camioneta para llevar las cosas que me habían regalado mis colegas a eso de las 5 de la tarde, bajamos las cosas, hasta aquí todo bien. Ya en la camioneta le comenté que además debía ir a buscar un regalito que nos habían hecho en el Hogar de Cristo… él, hombre comprometido y solidario, respondió fuerte y claro que SI… después de escuchar eso le conté que eran 3.000 kilos de harina… se puso blanco, igual como los sacos que iríamos a buscar… cuando reaccionó me preguntó quiénes cargarían… era obvio, nosotros lo haríamos… me miró como quien ve a una hormiga tratando de llevarse una marraqueta de pan, pero no había mucho que pensar, debíamos actuar…

Las cosas siempre ocurren cuando de verdad las deseamos, avanzando en dirección al Hogar de Cristo sonó mi celular, era un joven de Curanilahue que estudia en Temuco y que quería enviarle Harina a su mamá, le habían dado mis datos y le contaron que yo viajaría a Chue[1], mi respuesta fue que sí y que me dijera dónde ir a buscar su encargo… a los dos minutos me llamó nuevamente para decirme donde estaría pero además para decirme que no estaba muy ocupado y que si yo necesitaba algo en que me pudiera ayudar… no alcanzó a terminar la frase cuando ya le tenía un nuevo empleo. Así, encontramos a Rodolfo, nuestro tercer pioneta para cargar, pero no sólo eso, también un compañero de ruta en el viaje.

Jorge, nos vio medios debiluchos y decidió pasar a buscar a un amigo de él, de esos que siempre están para apoyarte… paramos fuera de una casa, el joven asomó la cabeza por la ventana y a los 5 minutos estaba dentro de la camioneta.. pobre, ni siquiera sabía a lo que iba.

Llegamos a buscar Harina, pero alguien se había equivocado y no eran 3 mil, sino 2 mil kilos… no teníamos ningún problema con eso, un kilo también hubiese sido de ayuda para quienes perdieron todo…

La camioneta hacía 700 kg? 600k? 500kg?, qué sé yo de camionetas, lo único que escuché es que debíamos hacer 3 0 4 viajes… -nooooooo, no había tiempo, también debía ir a buscar ropa a la Cruz Roja-… así es que manos a la Harina!! Cargamos 1.000 kg de una vez y la llevamos a la sede del Partido Comunista, lugar que los compañeros habían facilitado para poder acopiar la ayuda, descargamos y les pedí que siguieran sin mí, porque eran las 18:15 y a las 18:20 debía llevar a mi hijo al médico… capitán Araya, pero ya sabían la pega, podía seguir sin mí…

A las 7:30 fui con mi hijo y mi amiga Caro a la Cruz Roja en su auto, cuando me vieron me miraron otra vez con cara de Hormiga tratando de mover marraquetas… era muchiiiísima ropa, no cabía en un auto, además mi amiga traía el maletero lleno de frazadas o “zafradas” y parkas… sin pensarlo dos veces volamos a mi casa, a pedirle ayuda a mis vecinos Alfonso y Oravia que tienen un furgón gigante y un corazón mayor.

Aaaaahhh, se me olvidaba algo… no tenía camión, gran detalle… llamé a Rodrigo Peñailillo, un amigo dirigente, ambientalista, comprometido y con muchas redes, con él conseguí el número de teléfono de Daniel Bravo que tenía un camión de reparto de gas, las referencias que tenía del señor eran: “hombre muy, muy solidario, pero como venía llegando recién ese mismo día a las 4 de la mañana de Cobquecura, donde había estado dos días ayudando a recoger escombros y llevando cosas, tal vez estaría cansado o por su trabajo no podría salir un día más”… nada se perdía con intentar, lo llamé mientras íbamos de camino a conseguir el furgón y nos juntamos en mi casa, le conté de Curanilahue, de su gente, la verdad no tuve que hablar mucho… dijo sin pensarlo mucho que Sí, amig@s, así encontramos otro compañero de ruta, el viaje me daría la razón sobre la primera impresión que me dio, es un hombre excepcional.

Unos minutos después mi pobre vecino, que estaba sentándose a tomar once, saltó ante la palabra ayudar y partimos a cargar la ropa, muchísima ropa y juguetes, pasamos a dejar las bolsas y cajas a la sede donde teníamos que cargar al día siguiente, por cierto Rodolfo, Leo y Javier eran nuestros pionetas.

No sé qué hora era… ya en casa, Leo (mi hijo), su Amigo Javier, mi Amiga Caro y yo, nos dedicamos a ordenar las cosas que estaban en mi casa para disponernos a viajar, tal vez pasamos de la media noche… no lo sé, hasta que cerramos nuestros ojos con el cuerpo molido de tantas carreras, bolsas de ropa y sacos de harina pero con el corazón saltando porque podríamos llevar el amor que tantas personas enviaban a través nuestro.

EL VIAJE

6:00 a cargar el camión!!!, dos compañeros del partido comunista, que debían abrir la sede ayudaron a cargar, además de Daniel Bravo (Camión Lipigas de la Solidaridad), Eduardo Vega (que coincidentemente es de Curanilahue y viajó con nosotros), Leonardo, Javier, Rodolfo, Carolina, Marcela y Yo… manos a la obra!!, a las 7:30 llegó la delegación de Lastarria, localidad de la comuna de Gorbea que decidió sumarse a nosotros y llevar lo que recolectaron en un show solidario a Curanilahue, la presidenta de la Junta de Vecinos Sra. Angélica lideraba el grupo, que venía con bomberos y otras personas de la comunidad. Estaban felices, ya que habían logrado reunir una gran cantidad de cosas, Los bomberos con sus uniformes y sus logos, la junta de vecinos había conseguido unos logos de carabineros para no tener problemas en la ruta, tenían hermosos carteles y banderas chilenas… uyyy, carteles y banderas!!! con todo el trajín sólo nos acordamos de las banderas, pero rápidamente el ingenio y los materiales de nuestros amigos del PC nos sacaron del apuro e hicimos un lindo cartel, eso fue lo bueno, lo malo fue que nos duró hasta Victoria… en fin, lo intentamos!!!!

Ya en Curanilhue el corazón no nos daba más de emoción, en la mano, nuestra querida mano, nos esperaba Cristian Gengnagel, concejal de la UDI y Bombero, curanilahuino y compañero además de la básica, con él habíamos realizado el nexo para coordinar la entrega en bomberos, fue un lindo momento, allí convergía lo mejor de los seres humanos, allí no habían derechas ni izquierdas, no había religiones ni equipos de fútbol, que mágico sería el mundo si siempre fuese así… En el cuartel que está frente a los departamentos, con daños terribles en su infraestructura pero con el corazón de sus voluntarios intactos nos recibieron, descargamos las cosas de Lastarria, un grupo se quedó a almorzar con los chicos buenos y otros nos fuimos a mi casa, bajamos las cosas para el Hogar de Cristo que vendría a buscar Javier Ponce y entregamos los encargos que enviaron algunos amigos (me dieron los abrazos y cariños para Cristian y para Chagui, obvio sus respectivas madres). Después de la pega entramos a la casa y mis papás (Iris y Beto), Sole, mis amigos Liliana, Guillermo y Roxana nos esperaban con una sorpresa, una hermosa mesa en donde compartimos pan minero (nos trajimos una bolsa para el camino), mote, huesillos, quesito, ulte… muchas cosas ricas, hasta nos tenían una torta con una banderita Chilena, para agradecerle al grupo haber llegado hasta Curanilahue, aprovecho de agradecer el amor que siempre me han dado mis papás, y el regalo de cumpleaños adelantado, así es la vida yo no les llevé nada y ellos me tenían un regalo…

Como dice el refrán popular comida hecha amistad desecha y en honor al tiempo nos despedimos de ellos y nos fuimos a Tubul. Pasamos por el resto del grupo al cuartel, los bomberos tuvieron un gesto muy lindo, nos escoltaron hasta la Mano y allí carros de bombas hicieron sonar sus sirenas… no pude evitar emocionarme, esas sirenas hoy eran de alegría y agradecimiento, pero era imposible no recordar cuántas veces los curanilahuinos hemos escuchado sirenas en momentos de dolor, especialmente cuando las minas cobraban con muertos el carbón que nos daban.

Aún quedaba camino que recorrer, la ruta que siempre había hecho, presentaba las huellas del terremoto, pero estaban como una cicatriz, con arreglos temporales que permiten el paso pero que no borran la marca de lo ocurrido. Arauco nos esperaba con un panorama desolador, por primera vez sentí el frío en la piel que produce ver lugares tantas veces caminados en el suelo, ver militares por las calles y las esquinas cómo si fuese una guerra, camiones entregando agua, gente caminando con sus bidones y botellas…

Para pedir el salvo conducto tuve que hablar con tres civiles y cinco militares, de verdad, un minuto más y la poca paciencia que tengo se hubiese acabado, por suerte el señor Carrillo (no me quiso decir su grado) pero tenía dos flechitas hacia abajo, me dio el bendito papel, podríamos volver tranquilos por si se nos hacía de noche. Con ese resguardo nos fuimos a Tubul, el cementerio de Arauco que queda de pasada presentaba un espectáculo dantesco, indescriptible.

Más adelante el paisaje era otro, nos preguntábamos cómo si a nuestra derecha se veía un mar tan hermoso podía haber hecho tanto daño, cómo ese mismo mar, que acompaña a nuestro país en toda su extensión, podía ser a veces tan bello, sublime y otras… y otras… tan aterrador.

Los cerros que nos llevaron a Tubul por la única ruta habilitada, nos seguían mostrando la grandeza y belleza de la naturaleza pero también su poder, ya en Tubul no podíamos más, en cada cerro carpas y grupos de familias en improvisados campamentos, ropas secándose en los cercos a orillas del camino, gente caminando desde y hacia el pueblo, niños corriendo y jugando como si ya estuviesen acostumbrados o asumidos… el puente sobre el río Tubul se presenta como si un niño gigante hubiese querido hacer una fila de fichas de dominó y se le hubiesen caído antes de lograrlo… cuántas veces visité en ese lugar?, cuántas… no pueden imaginar la desolación de sus calles, especialmente las que estaban a orillas de la playa, unas casas sobre otras, botes bajo casas, segundos pisos sobre las calles, que decir de sillones, camas, televisores, llama la atención y no deja de impactar que algunas casetas sanitarias quedaran en pie, casi intactas, con jirones de cortinas de baño… con que fuerza el mismo mar que alimentaba a ese pueblo hoy los deja viviendo en los cerros…

Pero lo que más conmueve es ver entre los escombros pequeños calcetincitos de algún bebé, juguetes, zapatitos o un cuaderno de dictados con puros seis y siete, como dijo Daniel “con letra de un pequeño que recién aprende a escribi…r”

Amig@s, en Tubul no murió nadie, los pescadores que conocen su mar desde siempre subieron a los cerros antes de que el agua se llevara sus casas, aquí no hay ningún Joaquín o “puntito” como le decían al niño de la isla Juan Fernández, que dejó en la más infinita tristeza a su familia, especialmente a su abuelo. Pero si hay muchos Victor Diaz o “zafrada”, que en su inocencia relatan cómo vivieron la noche de aquel viernes el terremoto, buscan algún juguete donde antes estaba su casa o juegan con los sacos de ropa que han llegado haciendo montones para saltar desde la ladera corriendo…

Esto no se termina aquí, esto recién está empezando, hoy es el momento de reconstruir, faltan manos para limpiar, faltan manos para levantar viviendas, faltan manos solidarias que les ayuden a recuperar parte de lo que el mar les arrebató. No será fácil para ellos, vivían del mar y por un largo tiempo no lo podrán hacer, sólo dependen de nosotros, pero además de levantar sus casas, necesitan levantar sus escuelas, necesitan que sus niños y niñas vuelva a vivir una vida más normal, que vuelvan a ser felices, esos pequeños necesitan saber que no están solos que un país entero está con ellos, no sólo con el pensamiento sino con el corazón, con el corazón que moviliza acciones como las de ayer.

Por eso no sólo quiero agradecerles a ustedes, los que participaron directamente o indirectamente de esta historia de amor, sino que a sus corazones por movilizarlos y ponerlos en el camino de la verdadera solidaridad, esa que es capaz de ir más allá, que es capaz de entender que aunque sea con un granito de arena, aunque sea con un tibio abrazo, aunque sea con una sonrisa puede cambiar la vida de alguien y así construir un mundo mejor.

Gracias totales, a los que fueron y los que no pudieron ir, a los que enviaron platita y los que enviaron cosas, a los que ayudaron a cargar y descargar, a los que apoyaron con sus comentarios de ánimo y cariño, a los que nos acompañaron desde Lastarria y a los que nos esperaban en Curanilahue, a los amigos de la Radio Nuevo Mundo de Arauco, a las amigas y amigos de Tubul.

Hoy podemos dormir un poco más tranquilos, abrazando a nuestros seres queridos o simplemente con la tibieza de su recuerdo, pero mañana cuando amanezca de nuevo debemos recordar que estamos aquí por algo, para algo y que cualquier cosa que hagamos puede cambiar el destino de alguna persona que hoy está sufriendo en nuestra amado tierra.

Cariños a tod@s,

Clau

P.D.: Sí, las Hormigas pueden mover marraquetas!!!


[1] Abreviación de Curanilahue

No hay comentarios:

Publicar un comentario